¿Me parece a mi o en los últimos cambios de cartelera ya van 5 películas donde el mundo se termina, y la estatua de la libertad se hunde, se rompe o explota?
Desde el vamos, la disposición de contenido cinematográfico en Argentina deja bastante que desear. Casi el 80% de las salas son Norteamericanas, y las películas que se proyectan son en el mismo porcentaje estadounidenses. ¿Esto quiere decir que yo todos los meses voy a tener a Willie Smith pegandole a un bicho distinto, diciendo grandiosas frases y salvando al mundo? Por favor, no.
Me parece bien el convenio por el cual de cada 10 películas, por lo menos una o dos, ¿tres cómo mucho? son argentinas. De hecho hasta me parece que podrían ser más.
Es verdad que el cine europeo a veces tiene ritmos que los americanos del sur no tenemos.
Esas escenas de cinco minutos de silencio donde no sabés si la película es así o dejaron la cámara prendida sin querer. Pero vamos, que un poquito de mezcla le da más gusto.
De cualquier forma, esto sigue siendo un manifiesto de odio, así que volviendo a Hoytts, Cinemark y el empacho que me causa el mundo pochoclero, quiero decir:
Odio los discursos antes de apretar el gatillo. El crimen es viceral, no mental.
Odio cuando son 10 contra 1 y se acercan de a uno para pegarle al héroe.
Odio que corten el cable correcto de la bomba cuando el reloj marca 00:00:02.
Odio al personaje oscuro, raro y loquito que te ponen siempre para que pienses toda la película que es el asesino, y que al final sea el mejor amigo.
Odio al policía que después de seis explosiones, tortura psicológica, cuatro balazos y una caída desde el 4to piso, aparece al final con nada más que un puto brazo enyesado, recibiendo una medalla, cuando debería haber perdido cinco dientes, la movilidad de una pierna, las ganas de vivir y por lo menos un ojo.
Odio que Ben Stiller haga Jumanji en un museo.
Odio que le puedas decir "siga ese coche!" a un tachero y el chabón active al toque como si fuera el primo de Alan Pros.
Odio las comedias románticas, y esas discusiones de "somos tan distintos que nos amamos".
Odio que las tribus salvajes de la jungla siempre entienden al rubio que les dice "just wanna talk. we friends".
Odio la gente que baja al sótano con la luz apagada cuando escucha ruidos con los que nadie, por más conchudo que seas, se animaría a bajar.
Odio los autos que no arrancan de primera cuando viene el asesino.
Odio que Morgan Freeman nunca pierda la calma.
Odio que 300 sea el slow motion de Gladiador, con una pizca de Narnia, Sin City y El Señor de los Anillos.
Odio, y me preocupa.
Me preocupa porque son siempre las mismas películas.
Me preocupa porque Blockbuster es una onda expansiva de esta mierda saturada.
Y sobretodo me preocupa la risa y la emoción del opa que te puede tocar al lado, que no para de hacer ruido con la caja de pochoclos.
Lo odio.