31 de marzo de 2008

Julio

Julio escribe en una hoja.
Luego la borra, y la vuelve a usar.
No deja pasar ningún pensamiento,
sin darle palabra con la que expresar.

Pero luego comete su propia matanza.
Su propia barbarie, su nulo existir.
Quizás quiera ser borrador erudito,
y a sus fines absurdos necesita escribir.

Tal vez así logre, ganarle al pasado.
Ser siempre presente. Anacronizar.
Julio el descartable, en las bibliotecas,
es libros que nunca nadie pedirá.

Sin embargo su hoja, la eterna, la misma,
aunque sin palabras supo cobijar,
ni oraciones bimembres, ni puntos, ni comas,
más si aquellas marcas del tiempo al pasar.

Marcas imborrables como un sentimiento.
Marcas que no saben el tiempo callar.

Julio está encerrado en un sentimiento.
Por eso es que borra, no puede escapar.
Julio nunca escribe. Rellena las marcas.
Julio acaso es preso de su libertad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"no usaras el nombre del padre en vano"...y es que lo has usado con perfecta calidad y fundamento...

me encantó

randa

Feffo dijo...

Por suerte tu Julio es mucho más copado que el mío!
Gracias Cu,
besos.