Un gran meteorito está a punto de impactar en la tierra. El triceratops empieza a sentir las temperaturas elevadas y se fatiga. El tiranosaurio rex deja de lado la idea de comerse un nosecuantosaurus (herbívoro y con cara de pelotudito, obvio). Las aguas empiezan a hervir. El meteorito se acerca a una velocidad descomunal, y en el cielo parece otro sol. La temperatura sigue en aumento. El sonido del meteorito entrando en atmósfera es igual al de 10.000 locomotoras juntas. El brontosaurio no sabe dónde carajo meterse, y una manada de stegosaurus se desploma de asfixia. En un instante, la península de Yucatán se hace garcha y las ráfagas de viento caliente calcinan todo a su alcance. La onda expansiva que se genera es incomparable. Dónde antes había vida queda una masa apocalíptica devastada, salvo por 2 o 3 especies de insectos y algún saurio marino.
Esto fue hace 65 millones de años, y dicen (el locutor, el científico de lentes, el nerd de
¿Qué hacés? ¿A dónde vas? ¿Cómo reaccionás? ¿Qué sentís? ¿A qué te dedicás? ¿Cuántos años tenés? ¿De qué signo sos? ¿A quién le rezás? ¿De dónde venís? ¿Quién te conoce? ¿De qué te agarrás?