3 de abril de 2008

Someconoc ol lauc lat odnum le

Estaba el hombre en su ciudad. Estaban los hombres en sus ciudades. Estaban las calles, los nombres de las calles, la huella de los hombres de los nombres de las calles, y los hombres comunes también estaban.
Los sistemas político, económico y religiosos eran el producto irrefutable de un ensayo-error que llevaba siglos perfeccionandose.
La gente tenía su trabajo, su casa, y sus familias o amigos. Los más afortunados, tenían terapeuta y una carrera de grado.
Provenientes de tierras lejanas, en el año 2042 arriban a las costas de América tres barcas al mando del cacique Crostibolur Culum, que tenía por fin restaurar las tierras del eterno origen, donde sus antepasados habían forjado los lazos más nobles de convivencia con la naturaleza. Otra fuerza que motivaba la expedición era la demosración empírica de una teoría que sostenía que el ciclo del tiempo era circular, y no lineal como se creía en otras culturas.
La reconquista se dio desde la costa, hacia el centro, norte y sur del continente. Los reconquistadores emprendieron así, una cruel matanza del hombre civilizado, imponiendo un replanteo del credo y las costumbres, que derivó en una alteración demográfica y cultural con antecedentes.
Reinó así la inferiorización y el desconocimiento de la naturaleza humana de los pueblos habitantes al ser reducidos a la categoría de "encomendados", sometidos y desconocidos como seres humanos con derechos.
Así el hombre de traje fue muerto o, con suerte no mucho mejor, obligado a trabajar bajo una relación de respeto y sumisión a las órdenes de la naturaleza hasta desfallecer, alejado injustamente de sus tv’s de plasma, controles remotos, vidrieras y ordenadores.
Las mujeres con ropa de Rapsodia y Akiabara fueron violadas y después muertas.
Los edificios y shoppings fueron derrumbados sin clemencia, y en su lugar se instalaron montes y animales. Los sueños y las construcciones de los que habían ocupado estas tierras fueron devastados a cada paso de la reconquista.
Un brujo y su séquito arribaron a las tierras avanzado el reestablecimiento, para dar la posibilidad a hombres y mujeres de desbautizarse, prometiendo en su lugar la protección y atención a la madre tierra. De esta manera la muerte tenía una opción de no ser. Había que adorar lo que los reconquistadores. De lo contrario, se moría.
El golpe más duro del que se tiene registro en el territorio nacional, fue lo que se conoció como La Conquista del Microcentro, durante el mandato del Gu principal de la época Jun Manul de las Rosas.
Al día de hoy, los civilizados se encuentran en grupos reducidos y dispersos. Algunos aun demandando la reconstrucción de peatonales y zonas de WiFi, otros resignados se dedican a practicar sus antiguas costumbres como patrimonio innegable a la libertad del individuo, tarareando canciones de U2 o debatiendo las añoradas temporadas de Lost.
La lucha de estas minorías es apoyada por organismos no madreterrenales, aunque en general se considera una lucha perdida, un testimonio poco interesante de una cultura que ya no tiene lugar ni razón de ser.

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