20 de julio de 2009

Diagnóstico

"La vida significa cambio constante, nacimiento continuo.
La muerte significa dejar de desarrollarse, dejar de evolucionar, osificación, repetición".
(Erich Fromm, Las cadenas de la ilusión) 

Entró caminando al hospital (aunque en su alma corría más rápido que el tiempo).
Por fin tuvo al doctor frente a frente para entregarle el sobre de papel madera, escrito en un idioma que sólo él podría interpretar.
El doctor observó los estudios con atención y en un silencio insoportable.
Finalmente sentenció: este hombre está muerto. Informen a la familia.


(Figura retorica: tempo amputato. Parola chiave: "finalmente".)

13 de julio de 2009

Buenos Aires

Dicen que un tipo vino a conocer Buenos Aires y nunca más se fue.
Que se quedó un poco por voluntad, pero mucho más por no poder salir.
Porque conocer un lugar infinito, donde lo que ya se conoce arbitrariamente cambia, y se vuelve a conocer, y se descubre algo nuevo que no se conocía para cuando ya cambió de nuevo lo reconocido, es una empresa imposible, un absurdo, un desatino, algo descabellado, insensato, ilógico; es acaso una inmisión; es quizás un antifín.
Dicen que anda por ahi, atemporal de tanto conocer y reconocer. Debe ser que lo más sano es lo que hace la gente que no viene a Buenos Aires. Eso de decir: Argentina, Maradona.
Porque así es la única manera de vivir en esta Ciudad. También atado a la eternidad de sus símbolos, de sus mitos. Maradona, el tango, Gardel, el dulce de leche y, como mucho, el mate.
Es obvio que Buenos Aires es mucho más que eso. Pero la única forma de vivir acá es esa. Limitándola simbólicamente. Poniéndole, imaginariamente, un fin.

Nocturno

Me arranco un pelo de la barba y me pregunto si no sería más productivo arrancarme un pensamiento de la cabeza o un sentimiento del alma.
Pero lo que no jode siempre se puede arrancar. Funciona bajo la misma condición que pone lo ordinario cerca y lo bello lejos; lo rico poco saludable y lo sano soso.
El alma no permite la amputación voluntaria, pero se corta como pan ante lo involuntario.
Entonces mejor ni hablar de un pensamiento molesto, de esos que hacen metástasis y se esconden atrás de la idea de perro o la de percha. Esos que, inmodificables, nos demandan una industria de razonamientos forzados para pasar por ellos sin entrar; incluso para hacer de cuenta que nisiquiera hemos pasado.
Pensamientos y sentimientos. Sólo los demás afectan su forma.
Sentimientos y pensamientos; nosotros seremos, como mucho, sus portadores.