13 de julio de 2009

Buenos Aires

Dicen que un tipo vino a conocer Buenos Aires y nunca más se fue.
Que se quedó un poco por voluntad, pero mucho más por no poder salir.
Porque conocer un lugar infinito, donde lo que ya se conoce arbitrariamente cambia, y se vuelve a conocer, y se descubre algo nuevo que no se conocía para cuando ya cambió de nuevo lo reconocido, es una empresa imposible, un absurdo, un desatino, algo descabellado, insensato, ilógico; es acaso una inmisión; es quizás un antifín.
Dicen que anda por ahi, atemporal de tanto conocer y reconocer. Debe ser que lo más sano es lo que hace la gente que no viene a Buenos Aires. Eso de decir: Argentina, Maradona.
Porque así es la única manera de vivir en esta Ciudad. También atado a la eternidad de sus símbolos, de sus mitos. Maradona, el tango, Gardel, el dulce de leche y, como mucho, el mate.
Es obvio que Buenos Aires es mucho más que eso. Pero la única forma de vivir acá es esa. Limitándola simbólicamente. Poniéndole, imaginariamente, un fin.

2 comentarios:

Ma. Florencia Ricciardi dijo...

Qué bueno ese concepto de Buenos Aires eterna... y me recordó al poema de Borges que dice "a mí se me hace cuento que buenos aires nació un día"... que habla de la eternidad de buenos aires.. pero esta vez ya de sus orígenes. Comparto con vos y con ÉL esa sensación.
Cuando salimos a redescubrirla? Estoy ansiosa por escuchar esas guías que me prometiste!

Feffo dijo...

Gracias pequeña.
Ayer escuché que "milanesa napolitana" es una superposición de gentilicios. Es como decir jujeño bonaerense, o correntino chubutense.
No tiene nada que ver, pero aprovecho para contarte.

Mucho, mucho.
Feffo