Hace poco escribí sobre una idea que dice que es imposible salir de Buenos Aires.
El post se llama "Buenos Aires" y acá lo dejo enlazado para volver a compartirlo, y para poder compartir lo que sigue, que es mucho más importante.Mi escrito se replantea la cuestión eterna de una ciudad inmensa e infinita, de esta ciudad de calles y barrios y pasajes y avenidas y avenidas y calles y plazas y gente y calles y calles y calles.
No es fácil salir de Buenos Aires, o por lo menos eso creía hasta ahora. Y digo hasta ahora porque vino el escritor Eduardo Gudiño Kieffer a largar su solución como la cosa más normal del mundo.
Transcribo a Eduardo literalmente, de su libro Será por eso que la quiero tanto:
"...En la planta baja la encargada la recibió con su cotidiana andanada de reproches y conminaciones pero esta vez no hizo caso y salió a la calle , echando a caminar hacia Rivadavia porque dicen que Rivadavia es la avenida más larga del mundo, dicen que Rivadavia sigue por cuadras y cuadras, por kilómetros y kilómetros, por horas y horas y así atraviesa la ciudad entera hasta salir al campo y por eso Rivadavia debe ser la única manera de escapar de esta trampa sin perderse..."
Claro, ahora que lo sé, a mi también me parece obvio.