A mi izquierda, el gordo. El de los bigotes. Ese que viste mil veces. El que se puso el traje más caro del Once. No lo invento yo. Este tipo existe desde antes de que yo lo escribiera. Lo estoy mirando ahora, y escribo, y no le agrego nada que no tenga. ¡Se los juro! Habla rápido y fuerte. Se limpia los bigotes cada tanto, mastica y se ríe fuerte. Habla, habla y no para de hablar. Y le dice a una señora no menos personaje que él, y que también existe desde antes, que esto es lo que le va a dar training para entrar, que ¿vos cuántos años tenés?, si sos una mina joven (y no lo es). Y se limpia el bigote, saca un atado de puchos y ¿qué es lo que querés cerciorar? A ver. Pasame un papel, cualquiera, de los que tenés en la carpeta. Mirá, ¿ves? a este tipo lo llamás y le das 180 minutos libres, ¡que es mucho más de lo que te da MoviStar, eh! Y mastica, y vuelve, y escuchame, enserio, sos una mina joven (y no lo es), piola (mucho menos), ¿sabés cuántos pasos tienen que dar los pibes para llegar a este nivel del negocio? Entonces gira la cabeza que parece rascar el cuello con el borde de la camisa barata y brillosa del Once. Y ella dice que sí, tímida, quedada, lela, apelmazada y tonta, pero suena como un no, tímido, quedado, lelo, apelmazado y tonto. Entonces él dice mirá, y eructa para adentro, y sigue con que no hace falta una oficina. La oficina te la armás en el cuarto de tu casa. ¿Sabés cómo está Luis? Luis vive en un country y tiene un Audi 0km. ¿Vos sabés cuánto sale un Audi 0km.? Y ella dice que sí pero suena como un no. Y él se ríe, con su sonrisa amarilla de Derby, y le dice que quedate tranquila, que vos no sea bocona, que tenés 0% de inversión y que se relaje, que es una mina joven y piola, y ella lo mira y le dice que sí.
Mientras tanto yo escribo. Soy el gordito de lentes y barba que toma café. No hablo, pero miro y capaz que hasta jodo. Te digo más, me parece que cuando me fuí, el gordo le dijo que cómo jodía el de los lentes. Que es el típico pelotudo que va a un bar a escuchar las conversaciones de los demás. Y ella seguro asintió con la cabeza.
1 comentario:
Qué bueno es ser el que espía y no el que asiente.
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