16 de febrero de 2010

Montevideo


No te voy a decir que es Suiza, pero cuando los grandes problemas están más o menos encaminados, una sociedad se puede ocupar de pequeñas cosas, como del pelotudo que en el colectivo o en el subte escucha la música a todo lo que da con su celular.
Mi abuelo es un Uruguayo de 93 años, y lo fui a visitar antes de viajar. Entonces me dijo: nene, te pido un favor, cuando vuelvas, vení a visitarme y quiero que me cuentes: (enumerando con sus dedos arrugados y huesudos) el respeto, la educación, la cultura, la forma de vivir, y las tradiciones. Pero sobretodo, el respeto.
Hay sólo un charco en el medio abuelo, pero se dice que la mayor distancia entre dos puntos es el tiempo. No tiene que ver con estar lejos o cerca. Tiene que ver con las cosas que una sociedad conserva o proyecta para su presente.
Mi abuelo, por conveniencias de la salud, no viaja desde hace 15 años, ni al Uruguay ni a ningún lado. Pero es envidiable la seguridad con la que habla de su país.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que lindo el relato...que lindo tomar vuelo... su primera salida oficial, verdá?...lo felicito y a ver cuando salta el charco grande...
abrazote

gato negro/gato blanco

Ma. Florencia Ricciardi dijo...

A mí me impresionó tanto el día que fuimos a las llamadas ver a los blancos con la cara pintada de negro para salir a tocar... ese día todos querían ser negros. Quiero volver todos los años a Montevideo en carnaval. Para ver como los blancos se transforman en negros. Creo que esta maravilla de la valoración y respeto mutuo entre dos culturas encuentra su escenario en perfecto en la costa vecina. La costa del respeto y la tolerancia. Me fui a la mierda... en resúmen: ¡Que grande Tito!!