12 de diciembre de 2010
Estereotipos y estereotipas: Arnold Schnrdzmbrgtkmchmchllllfstauk
Cuando se levanta toma cerveza, al mediodía toma whisky, en la merienda toma cerveza y antes de la cena se clava un shot de aguardiente añejada en un pedazo de pasto meado por el bisonte más hijo de puta de la pradera irlandesa. Para las nueve de la noche tiene un pedo que no puede ni sacarle una foto al piso. Pero ojo, en la mochila y en la panza tiene 20 litros de semen que disparados por su megachorga pueden dejarte en un coma lacteo. No es que sea boludo, pero después del primer vaso de escabio no le entendés una carajo.
5 de diciembre de 2010
Estereotipos y estereotipas: Almíbar Fernández.
En esta ocasión presentamos al primo relajado de Aníbal Fernández. Salvo que lo jodas, el siempre está bien, con la imprenta, la editorial o la fábrica de algos que, por suerte, camina. Es un tipo tranquilo y de confiar, pero medio boludo a la hora de dar consejos. Cultiva el arte del buen comer, es socio honorario de la comisión argentina de chombas de todos los colores (C.A.Cho.To.Lo.Co.), y su sueño es tener un chalecito en chascomús y salir a pescar todos los putos días. Como lo indica su nombre, es un dulce.
30 de noviembre de 2010
La pared a mis espaldas.
Podemos ver un muerto en nuestros sueños, pero nunca tocarlo. Estoy en su vieja casa de Banfield, la de los techos altos y las habitaciones grandes, al lado de la que fuera casa de mis padres. Parada desde el viejo living percibo los ruidos y el aroma de su presencia. Si me asomo puedo ver su figura de pie en la cocina: su cuerpo flaco, su pelo gris y el movimiento ínfimo de sus pequeños brazos. Abuela falleció hace 20 años y sin embargo ahí está, lavando los platos. Está de espaldas con su vestido azul floreado y un delantal atado por detrás. Camino por el pasillo que me lleva a ella y a medida que me acerco se realzan los detalles: sus piernas pálidas, su piel fina, las marcas violáceas que delatan la edad de sus várices. Noto que tiembla.
Dicen que existen dos tipos de fantasmas. Los que saben que murieron y los que no. Intento descifrar qué significa su presencia en mi sueño. Todo está tal como lo recuerdo. Detrás de ella se encuentra la mesa, que lleva un mantel manchado de tuco y migas de pan. En la radio se escucha por lo bajo sonar el vals N°2 de Shostakovich.
-Quiero preparar algo de postre pero tengo frío –dice abuela que parece haber notado mi presencia.
Me mantengo callada y sigo caminando para quedar a su lado, girar y verla de frente. Al llegar a la mesada donde está la pileta noto que mi altura es la de otro tiempo. No debo tener más de 15 años. Levanto la vista y veo esos lentes: negros, anchos, con el vidrio verdoso y grueso. Su expresión no dice nada. Me llama la atención el movimiento de sus manos, cada vez que dejan una taza, un cubierto o un plato y buscan el calor del agua, frotándose debajo del chorro.
-No sabés el frío que tengo. Las manos, las tengo heladas –vuelve a insistir.
-Abuela –le digo y me mira por primera vez. Es una mirada vacía, como si estuviese mirando la pared que está a mis espaldas, atravesándome. Estoy a punto hablar pero ni siquiera sé qué decir. No me animo después de todo este tiempo sin verla.
–Te quiero -es lo primero que se me ocurre.
Abuela gira la cabeza y vuelve a meter las manos debajo del chorro de agua.
-Tengo frío -insiste. -Quiero preparar budín de naranjas, pero tengo las manos muy frías. Sentí –y extiende las manos hacia mí.
Podemos ver un muerto en nuestros sueños, pero nunca tocarlo, me recuerdo a mí misma y miro sus manos huesudas, manchadas, temblando.
-Tocame las manos hija, no puedo estar tan fría –dice a punto de llorar.
Considero intentarlo pero me obligo a permanecer quieta. Vuelvo a mirarla a los ojos y creo que es mejor. Me parece entender que ése debe ser el propósito de su aparición. Lo hace para entender algo de lo que todavía no se dio cuenta, me convenzo.
Cierro los puños, los vuelvo a abrir y subo los brazos despacio con las palmas extendidas hacia arriba. Levanto la mirada y veo su expresión de sufrimiento, como si comenzara a entender. Hacemos contacto y el instante se acelera en el vértigo de una revelación. Sus manos están ásperas y callosas. Tiemblan, y se tocan perfectamente con las mías.
Compruebo que sí. Que se puede tocar a un muerto en los sueños. Y la abuela está muerta, pienso, y fría, y tiemblan sus manos. Sus manos que ahora me dicen lo peor; sus manos, más calientes que las mías.
Dicen que existen dos tipos de fantasmas. Los que saben que murieron y los que no. Intento descifrar qué significa su presencia en mi sueño. Todo está tal como lo recuerdo. Detrás de ella se encuentra la mesa, que lleva un mantel manchado de tuco y migas de pan. En la radio se escucha por lo bajo sonar el vals N°2 de Shostakovich.
-Quiero preparar algo de postre pero tengo frío –dice abuela que parece haber notado mi presencia.
Me mantengo callada y sigo caminando para quedar a su lado, girar y verla de frente. Al llegar a la mesada donde está la pileta noto que mi altura es la de otro tiempo. No debo tener más de 15 años. Levanto la vista y veo esos lentes: negros, anchos, con el vidrio verdoso y grueso. Su expresión no dice nada. Me llama la atención el movimiento de sus manos, cada vez que dejan una taza, un cubierto o un plato y buscan el calor del agua, frotándose debajo del chorro.
-No sabés el frío que tengo. Las manos, las tengo heladas –vuelve a insistir.
-Abuela –le digo y me mira por primera vez. Es una mirada vacía, como si estuviese mirando la pared que está a mis espaldas, atravesándome. Estoy a punto hablar pero ni siquiera sé qué decir. No me animo después de todo este tiempo sin verla.
–Te quiero -es lo primero que se me ocurre.
Abuela gira la cabeza y vuelve a meter las manos debajo del chorro de agua.
-Tengo frío -insiste. -Quiero preparar budín de naranjas, pero tengo las manos muy frías. Sentí –y extiende las manos hacia mí.
Podemos ver un muerto en nuestros sueños, pero nunca tocarlo, me recuerdo a mí misma y miro sus manos huesudas, manchadas, temblando.
-Tocame las manos hija, no puedo estar tan fría –dice a punto de llorar.
Considero intentarlo pero me obligo a permanecer quieta. Vuelvo a mirarla a los ojos y creo que es mejor. Me parece entender que ése debe ser el propósito de su aparición. Lo hace para entender algo de lo que todavía no se dio cuenta, me convenzo.
Cierro los puños, los vuelvo a abrir y subo los brazos despacio con las palmas extendidas hacia arriba. Levanto la mirada y veo su expresión de sufrimiento, como si comenzara a entender. Hacemos contacto y el instante se acelera en el vértigo de una revelación. Sus manos están ásperas y callosas. Tiemblan, y se tocan perfectamente con las mías.
Compruebo que sí. Que se puede tocar a un muerto en los sueños. Y la abuela está muerta, pienso, y fría, y tiemblan sus manos. Sus manos que ahora me dicen lo peor; sus manos, más calientes que las mías.
22 de noviembre de 2010
Manifiesto
Honrar la vida, al aire libre, con repelente. Estar en contacto con la naturaleza, una ducha y un bidet. Fomentar el amor libre, desinteresado y monógamo. Prestarse a la música para convertirse en una herramienta de la conciencia libre y el sello discográfico.
Ojotas, pero havaiannas. Bambula, pero Benssimon. Sentido lúdico, pero playstation. Tomar una pepa, vestirte en Las Pepas. Recorrer el mundo, con GPS. Regalar amor, la semana de la dulzura. Conectar con el resto de la gente, vía facebook, twitter y linkedIn.
Paz y amor. Entrega y compromiso. Libertad y Marcelo T.
Sean ustedes bienvenidos al hippitalismo.
Ojotas, pero havaiannas. Bambula, pero Benssimon. Sentido lúdico, pero playstation. Tomar una pepa, vestirte en Las Pepas. Recorrer el mundo, con GPS. Regalar amor, la semana de la dulzura. Conectar con el resto de la gente, vía facebook, twitter y linkedIn.
Paz y amor. Entrega y compromiso. Libertad y Marcelo T.
Sean ustedes bienvenidos al hippitalismo.
9 de noviembre de 2010
27 de octubre de 2010
Con dolencias
Espero que este respeto impulse otros respetos. Espero que sepamos solidarizarnos por muchas otras cosas más. Espero que los que ya salieron a llenarse la boca hagan un minuto de silencio profundo y clarificador. Espero que en paz descansen el ex presidente, Mariano Ferreyra, y tantos otros, y que en paz aprendamos a vivir nosotros, que tanta falta nos hace.
25 de octubre de 2010
Tú generación
Tengo una noticia para dar en directo desde un móvil del pasado: El teléfono ya no da ocupado.
Todos los que alguna vez lo escuchamos, ya pertenecemos a un nuevo Diagrama de Venn:
Hombres y mujeres que llegaron a escuchar un teléfono dando ocupado. Seres conectados por un eterno tú, tú, tú.
Todos los que alguna vez lo escuchamos, ya pertenecemos a un nuevo Diagrama de Venn:
Hombres y mujeres que llegaron a escuchar un teléfono dando ocupado. Seres conectados por un eterno tú, tú, tú.
6 de octubre de 2010
Efemérides
Y un 6 de octubre se daba el peor desastre militar de la historia de Roma, donde dos ejércitos perdieron más de cien mil hombres en batalla. Para que mil cuatrocientos años después, Gregorio XIII decretara el calendario gregoriano y anulara el juliano, haciendo que la noche del 4 de octubre diera paso al viernes 15 de octubre; lo que quiere decir que en 1582 el 6 de octubre no existió. El mismo 6 de octubre que sí existió en 1966 y echó a andar el primer automóvil, igual que el de 1927 que proyectó en Nueva York "El cantante de jazz", primera película del cine sonoro. Roland Garrós nació un 6 de octubre. Blas Armando Giunta nació un 6 de octubre. Y Bette Davis murió un 6 de octubre, igual que Eduardo Mignona.
Entonces de nuevo estamos acá. Hoy es 6 de octubre, y salvo que los diarios se equivoquen lo más importante del día va a ser lo que Cristina le conteste vía Twitter a Nelson Castro, y la reacción de Amalia Granata contra Ricardo Fort.
En lo que a mí respecta, tengo dentista a las 15 h y carne al horno con verduras en el tupper. Si está naciendo una Madre Teresa de Calcuta o un Salvador Dalí, no lo sabemos. Morir espero que nadie, salvo que a alguien le calme un dolor.
Lo que me llevo es esta necesidad cotidiana de trascender, un 6 de octubre de 2010, que mañana puede ser tan importante como otros, o tan intrascendente como el que nunca existió.
Entonces de nuevo estamos acá. Hoy es 6 de octubre, y salvo que los diarios se equivoquen lo más importante del día va a ser lo que Cristina le conteste vía Twitter a Nelson Castro, y la reacción de Amalia Granata contra Ricardo Fort.
En lo que a mí respecta, tengo dentista a las 15 h y carne al horno con verduras en el tupper. Si está naciendo una Madre Teresa de Calcuta o un Salvador Dalí, no lo sabemos. Morir espero que nadie, salvo que a alguien le calme un dolor.
Lo que me llevo es esta necesidad cotidiana de trascender, un 6 de octubre de 2010, que mañana puede ser tan importante como otros, o tan intrascendente como el que nunca existió.
26 de agosto de 2010
Maullaría en cana
No son gotas, es arena. No es un gotero, es un reloj. No es homeopatía, es tiempo. No es arena, es un desierto. No es un desierto, es un oasis. No es un oasis, es un espejismo. No es un espejismo, es un espejo. No es un espejo, son dos personas. No son dos personas, es una. Es Miró. Miró 767, entre Baldomero Fernández Moreno y Gregorio de la Ferrere, en Parque Chacabuco. Tocá timbre, entrá y pasá. Preguntá por mí. Estoy en la habitación de arriba. La de la derecha. Al lado de la mesa de luz donde está el gotero.
No. No es un gotero. Es un reloj.
No. No es un gotero. Es un reloj.
9 de agosto de 2010
Y no me importa el qué diván
Después de un año y medio de ir a terapia estoy en condiciones de afirmar que Freud no es el padre del psicoanálisis. Es la madre.
31 de julio de 2010
29 de julio de 2010
24 de julio de 2010
Gam ze iaavor
Tiene dos formas de funcionar:
Una se refiere a todas las posibilidades que algo tiene de suceder. Cuando esas posibilidades son muchas, viste, son cosas que pasan. Me chorearon el auto; son cosas que pasan. Me cagó mi jermu; son cosas que pasan. Si, claro que son cosas que pasan. Que quiere decir que le pasan a todo el mundo, o que pueden pasarle a cualquiera, y te pasaron a vos. Si, son cosas que pasan.
Hoy me miré al espejo. Y cuando me miré me dí cuenta de que algo en mi mirada había cambiado. Pensé en aquello (porque cuando queda en el pasado deja de ser "eso" y pasa a ser "aquello") y me dije: era verdad. Son cosas que pasan. Pero en el sentido de pasar. Como diciendo "son cosas que en algún momento van a quedar en el pasado". Y dudé sobre esta especie de cliché que se dice con tanta frecuencia. Dudé porque en mi caso afloró naturalmente la segunda opción. Algo, por fin, había terminado de pasar. Y ese es otro consuelo inútil con el que uno tiene que aprender a contar.
Lo que te pasa, le pasa a mucha gente, y te puede pasar también a vos. Son cosas que pasan.
Pero lo que te pasa, además va a quedar en el pasado. Son cosas que el tiempo va a dejar atrás. Y por eso también, son cosas que pasan.
Una se refiere a todas las posibilidades que algo tiene de suceder. Cuando esas posibilidades son muchas, viste, son cosas que pasan. Me chorearon el auto; son cosas que pasan. Me cagó mi jermu; son cosas que pasan. Si, claro que son cosas que pasan. Que quiere decir que le pasan a todo el mundo, o que pueden pasarle a cualquiera, y te pasaron a vos. Si, son cosas que pasan.
Hoy me miré al espejo. Y cuando me miré me dí cuenta de que algo en mi mirada había cambiado. Pensé en aquello (porque cuando queda en el pasado deja de ser "eso" y pasa a ser "aquello") y me dije: era verdad. Son cosas que pasan. Pero en el sentido de pasar. Como diciendo "son cosas que en algún momento van a quedar en el pasado". Y dudé sobre esta especie de cliché que se dice con tanta frecuencia. Dudé porque en mi caso afloró naturalmente la segunda opción. Algo, por fin, había terminado de pasar. Y ese es otro consuelo inútil con el que uno tiene que aprender a contar.
Lo que te pasa, le pasa a mucha gente, y te puede pasar también a vos. Son cosas que pasan.
Pero lo que te pasa, además va a quedar en el pasado. Son cosas que el tiempo va a dejar atrás. Y por eso también, son cosas que pasan.
21 de junio de 2010
Murió Saramago
Y es imposible contrarrestar este sentimiento. Es una de esas cosas que no tiene contracara. Porque puede o no gustarte Saramago, y su muerte será algo trascendente o no para cada uno, pero también murieron Sandro, Michael Jackson, Mercedes Sosa, y en su momento Borges, Fangio, Frank Sinatra, Belgrano, Minguito, Walt Disney, Lady Di, Bruce Lee y Gardel. Pero qué dificil, qué lindo sería, que la gente también naciera. Que los personajes que a uno le cambian la vida, nacieran y fueran igualmente noticia. Imaginate los diarios diciendo "Nació Alberto Olmedo". O "Nació Favaloro". Ya sé que a la gente se la considera por sus hechos y no por sus harás, no estoy hablando desde la lógica. Eso sería más de lo mismo.
Parece que Cronos se obstina en el presente para ser como mucho pasado. Pero qué lindo sería, díganme la verdad, pegarse cada tanto una corrida y pispear lo que se viene.
Lo que quiero decir es que hoy nacieron Mariano Durante, Emilia Frembres, Diego González y Moira Andoni. Y no sé bien qué es lo que estoy diciendo. Pero nacieron, y me parece una excelente noticia.
Parece que Cronos se obstina en el presente para ser como mucho pasado. Pero qué lindo sería, díganme la verdad, pegarse cada tanto una corrida y pispear lo que se viene.
Lo que quiero decir es que hoy nacieron Mariano Durante, Emilia Frembres, Diego González y Moira Andoni. Y no sé bien qué es lo que estoy diciendo. Pero nacieron, y me parece una excelente noticia.
15 de abril de 2010
Ad ver tí
Mirá que en publicidad ví gente con ganas de hacer cosas arriesgadas sin temer al juego de palabras, pero los muchachos de agendas Morgan simplemente la bardearon.
14 de abril de 2010
Arque Típico
A mi izquierda, el gordo. El de los bigotes. Ese que viste mil veces. El que se puso el traje más caro del Once. No lo invento yo. Este tipo existe desde antes de que yo lo escribiera. Lo estoy mirando ahora, y escribo, y no le agrego nada que no tenga. ¡Se los juro! Habla rápido y fuerte. Se limpia los bigotes cada tanto, mastica y se ríe fuerte. Habla, habla y no para de hablar. Y le dice a una señora no menos personaje que él, y que también existe desde antes, que esto es lo que le va a dar training para entrar, que ¿vos cuántos años tenés?, si sos una mina joven (y no lo es). Y se limpia el bigote, saca un atado de puchos y ¿qué es lo que querés cerciorar? A ver. Pasame un papel, cualquiera, de los que tenés en la carpeta. Mirá, ¿ves? a este tipo lo llamás y le das 180 minutos libres, ¡que es mucho más de lo que te da MoviStar, eh! Y mastica, y vuelve, y escuchame, enserio, sos una mina joven (y no lo es), piola (mucho menos), ¿sabés cuántos pasos tienen que dar los pibes para llegar a este nivel del negocio? Entonces gira la cabeza que parece rascar el cuello con el borde de la camisa barata y brillosa del Once. Y ella dice que sí, tímida, quedada, lela, apelmazada y tonta, pero suena como un no, tímido, quedado, lelo, apelmazado y tonto. Entonces él dice mirá, y eructa para adentro, y sigue con que no hace falta una oficina. La oficina te la armás en el cuarto de tu casa. ¿Sabés cómo está Luis? Luis vive en un country y tiene un Audi 0km. ¿Vos sabés cuánto sale un Audi 0km.? Y ella dice que sí pero suena como un no. Y él se ríe, con su sonrisa amarilla de Derby, y le dice que quedate tranquila, que vos no sea bocona, que tenés 0% de inversión y que se relaje, que es una mina joven y piola, y ella lo mira y le dice que sí.
Mientras tanto yo escribo. Soy el gordito de lentes y barba que toma café. No hablo, pero miro y capaz que hasta jodo. Te digo más, me parece que cuando me fuí, el gordo le dijo que cómo jodía el de los lentes. Que es el típico pelotudo que va a un bar a escuchar las conversaciones de los demás. Y ella seguro asintió con la cabeza.
Mientras tanto yo escribo. Soy el gordito de lentes y barba que toma café. No hablo, pero miro y capaz que hasta jodo. Te digo más, me parece que cuando me fuí, el gordo le dijo que cómo jodía el de los lentes. Que es el típico pelotudo que va a un bar a escuchar las conversaciones de los demás. Y ella seguro asintió con la cabeza.
6 de abril de 2010
Felipe, el carente
Antes de ese momento era otra cosa. Porque cuando abrió la puerta sus ojos se iluminaron. Una intuición vaya uno a saber de qué me dijo “le caes bien, aprovechá y simpatizá”. No lo conocía y en realidad conocía a muy poca gente, pero el cariño espontáneo de una criatura parecía una buena carta de presentación. ¿Para qué saberlo? ¿Por qué cambiar una situación por una teoría de la formación? Dicen que los chicos intuyen a la buena gente, y yo soy uno más de los que vé en la infancia una sabiduría infinita que se va contrayendo con los años y con los aprendizajes y con las normas sociales y con toda esa pavada sin la cual, dicen, no podríamos vivir en sociedad. Por todo lo que presentía, me agaché para saludarlo y me abrazó fuerte y sostenido, a lo cual respondí llevándomelo a upa unos pasos, diciéndole cosas como ¡Hola amiguito! ¿¡Cómo estás tanto tiempo!? ¿Todo bien, maestro? Después seguí saludando, siempre con él cerca, tratando de agarrarme de la mano, de llevarme a donde tenía sus juguetes, buscando mostrarme las cosas que sabía hacer. ¿Y para qué dejar de vivir esa situación? ¿Ambición del saber? No nos culpo, yo también vivo en esta sociedad. Es cultural. Dicen que el ser humano siempre mata por subsistencia. Primero mató por motivos religiosos, después por motivos políticos, dicen que hoy se mata por motivos terapéuticos. Me llamo Felipe me contestó, ¡tengo así! agregó haciendo un cuatro con los dedos de la mano. Vení que te muestro mis juguetes y vamos a jugar al patio de arriba. ¿El patio de arriba? pensaba yo, y mi amiga, la del cumpleaños, la que después sepultaría la alegría en tristeza, me ayudaba e incentivaba: si, si, el patio de arriba sería la terraza, y parece que te hiciste un amigo nuevo. No sé del todo por qué, a mí el cariño de un chico me parece algo de lo cual se puede estar orgulloso. Será por el simple hecho de que algunos lo consiguen y otros no, sin lograr determinar del todo de qué se trata la variable de afecto con la que rigen su espontaneidad y atención. Teoricemos hasta ahí. No profundicemos más, por favor. Si el chico está contento. Yo estaba con el pecho inflado de tener el costado infantil de mi lado. Sentía la bendición de tener una suerte de aura y la fortuna de poder jugar a cualquier cosa que Felipe me propusiera. En algún momento, hasta me llegó a parecer más divertido que tomar cerveza y hablar del Boca - River, o de lo que fuera. Ya sé. Mi abuelo decía siempre que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Pero no hacía falta. Quiero decir, no era necesario diagnosticar. No se justifica. ¿La estabas pasando bien? Entonces no me digas que tiene una carencia paterna muy marcada. No hacía falta saberlo. Tiene una carencia paterna muy marcada. Callate la boca, seguí festejando tu cumpleaños. Dejame vivir con él una situación fuera del tiempo y de los traumas. Tiene una carencia paterna muy marcada, pero me hubiera gustado ver a un chico con ganas de jugar como lo ví durante los primeros 20 minutos, amiga, sin pensar los motores de las razones de las causas de Freud y toda su desendencia. ¿Para eso estudiaste? No quería jugar con un ser desesperado de afecto. No quería ser el empaste que rellena el hueco sin rellenar. Hasta se volvió ojeroso cuando me diste parte médico. Dame la mano, vení conmigo, jugá conmigo, mirá cómo salto, mirá como cuento. Parecía un adicto a la carencia en rehabilitación. Todo pasó a tener un tono de lástima. Ese chico, entendí, no quería abrazarme a mí ni quería jugar conmigo, ni yo tenía nada parecido a un aura. Como mucho él buscaba, si, y qué mierda me importa, una figura paterna. Pero eso pesa mucho más que un juego. Ahí se terminó el mundo lindo que estábamos compartiendo. Y si necesita que lo acompañe lo acompaño, me dije a mí mismo. Pero se volvió denso. Pareció darse cuenta de que yo me dí cuenta. Eso fue peor todavía. Le dije que iba a charlar un poco con los adultos y volvía a buscarlo. Pareció confiar. Cuando se fue le dije ¡chau amigazo! y me miró lleno de vacío y se alejó sin saludarme, en los brazos de la madre que se iba sola. Estaba enojado porque yo no era andá a saber quién. Alguien que quizás hubiera aceptado ser si no me hubiera enterado de la tramoya psicológica de la cual estábamos participando. Por ahí, con ausencia de conocimiento inútil, y si la cultura actual no matara con fines terapéuticos, porque es importante saber qué pasó, dónde duele, por qué duele, dónde falta, y quién, quién te dice, hubiéramos pasado un buen rato. Yo no sé si es tan necesario saber. Yo, al final, no sé si es tan buena como parece la psicología.
4 de marzo de 2010
Por las ramas
- ¿Qué quiere decir que todo es simbólico?– me preguntó.
- Que todo lo que entra o sale de tu cabeza necesita un símbolo. Es como un pasaporte mental.
- No entiendo.
- ¿Vos sabés lo que es un árbol?
- Si.
- ¿Qué es?
- Un árbol es … como una planta, pero más grande. Es del mundo vegetal. Un árbol tiene tronco, hojas, tallos, savia, clorofila. ¡Un árbol es un árbol!
- Bueno, pasa que eso es una definición. A ver, yo voy a anotar algo en este papel. Esperá, ¿eh? … Ahí. Listo. Me lo guardo en el bolsillo.
- ¿Para qué?
- ¿Qué ideas asocias a la idea de árbol?
- Ya te dije, hojas, tallos…
- No, te dije ideas no descripciones.
- No sé. Chinos. Los árboles me hacen acordar a los chinos. Creo que por los bonsái.
- ¿Algo más?
- Sabiduría.
- ¿Ves? Mirá el papel. ¿Ves que dice sabiduría? Eso es porque es un símbolo universal.
- ¿Y todos pensamos lo mismo?
- Una mayoría, si. El árbol es símbolo de sabiduría. Pero ahí viene la experiencia.
- ¿A dónde?
- (Suspira) Es una forma de decir. Quiero decir que ahí entra en juego la experiencia. Mirá, es fácil también. ¿Vos conocés el dicho que dice “al que se quema con leche vé la vaca y llora”?
- Si.
- Bueno, yo te aseguro que si alguien viene corriendo y se lleva puesto un árbol, y ese árbol le rompe el tabique y lo deja dos semanas en cama con la cara fisurada, para esa persona un árbol va a ser cualquier cosa menos sabiduría. El concepto es lo que sostiene a la idea. Es la forma, la tostada.
- ¿Qué tostada?
- ¿Vos comerías manteca sola?
- No, ¿por?
-¿Y en una tostada?
- Si, claro.
- Bueno, las ideas son como la manteca, y el símbolo es como la tostada. Vos tenés que ponerle símbolo a la idea, y así puede entrar.
- ¿Y para salir?
- Para salir lo mismo. Ponele tostada, o sea, simbolizalo.
- ¿Para qué?
- Para que entre en la cabeza de otro.
- A todo esto ¿te puedo ayudar en algo?
- Si, estaba buscando una remera lisa.
- Si, seguime. Mirá. Tenés roja, blanca, azul y amarilla.
- ¿Te molesta si me pruebo el amarillo, pero sin la remera?
- ¿Cómo? ¿sin la remera? ¿el color sólo?
- Si.
- No, para nada. Probalo tranquilo.
…
- ¿Y? ¿Cómo fue?
- Bien, me parece que lo llevo.
- Bueno, andá nomás. El color es gratis, lo que cobramos nosotros es la ropa. ¿Sabés qué pasa? Para nosotros la remera es como para vos la tostada.
- Entiendo. Macanudo, hasta siempre entonces.
- Adios. Que tengas buen día.
- Que todo lo que entra o sale de tu cabeza necesita un símbolo. Es como un pasaporte mental.
- No entiendo.
- ¿Vos sabés lo que es un árbol?
- Si.
- ¿Qué es?
- Un árbol es … como una planta, pero más grande. Es del mundo vegetal. Un árbol tiene tronco, hojas, tallos, savia, clorofila. ¡Un árbol es un árbol!
- Bueno, pasa que eso es una definición. A ver, yo voy a anotar algo en este papel. Esperá, ¿eh? … Ahí. Listo. Me lo guardo en el bolsillo.
- ¿Para qué?
- ¿Qué ideas asocias a la idea de árbol?
- Ya te dije, hojas, tallos…
- No, te dije ideas no descripciones.
- No sé. Chinos. Los árboles me hacen acordar a los chinos. Creo que por los bonsái.
- ¿Algo más?
- Sabiduría.
- ¿Ves? Mirá el papel. ¿Ves que dice sabiduría? Eso es porque es un símbolo universal.
- ¿Y todos pensamos lo mismo?
- Una mayoría, si. El árbol es símbolo de sabiduría. Pero ahí viene la experiencia.
- ¿A dónde?
- (Suspira) Es una forma de decir. Quiero decir que ahí entra en juego la experiencia. Mirá, es fácil también. ¿Vos conocés el dicho que dice “al que se quema con leche vé la vaca y llora”?
- Si.
- Bueno, yo te aseguro que si alguien viene corriendo y se lleva puesto un árbol, y ese árbol le rompe el tabique y lo deja dos semanas en cama con la cara fisurada, para esa persona un árbol va a ser cualquier cosa menos sabiduría. El concepto es lo que sostiene a la idea. Es la forma, la tostada.
- ¿Qué tostada?
- ¿Vos comerías manteca sola?
- No, ¿por?
-¿Y en una tostada?
- Si, claro.
- Bueno, las ideas son como la manteca, y el símbolo es como la tostada. Vos tenés que ponerle símbolo a la idea, y así puede entrar.
- ¿Y para salir?
- Para salir lo mismo. Ponele tostada, o sea, simbolizalo.
- ¿Para qué?
- Para que entre en la cabeza de otro.
- A todo esto ¿te puedo ayudar en algo?
- Si, estaba buscando una remera lisa.
- Si, seguime. Mirá. Tenés roja, blanca, azul y amarilla.
- ¿Te molesta si me pruebo el amarillo, pero sin la remera?
- ¿Cómo? ¿sin la remera? ¿el color sólo?
- Si.
- No, para nada. Probalo tranquilo.
…
- ¿Y? ¿Cómo fue?
- Bien, me parece que lo llevo.
- Bueno, andá nomás. El color es gratis, lo que cobramos nosotros es la ropa. ¿Sabés qué pasa? Para nosotros la remera es como para vos la tostada.
- Entiendo. Macanudo, hasta siempre entonces.
- Adios. Que tengas buen día.
22 de febrero de 2010
Cuando se es una metáfora
Ella es oro y él montaña. Y al revés. Por eso crean juntos una montaña de oro: genial, fantástica, cautivante e inexistente montaña de oro. Y es que a veces somos una metáfora, donde lo real existe sólo por separado y lo hermoso existe sólo en la irrealidad. Y se desenfrenan los quilates. Y se exasperan los barrancos. Y se sueñan fantástica posibilidad de uno en el otro.
Cuando se es una metáfora, y lo imposible prevalece sobre lo posible, la inexistencia se vuelve tan contradictoria que al final de cuentas se existe, en perfecta complejidad, entre jamás y para siempre.
16 de febrero de 2010
Cuento Rioplatense
Estaba esperando un móvil en la parada de taxis, cuando el pibe que da una mano en la garita me dice señalando la valija:
– Eso no te preocupes que ahora lo ponemos en la valija.
– Eso no te preocupes que ahora lo ponemos en la valija.
Me quedé pensando y deduje casi por descarte que aparentemente allá llaman valija a lo que nosotros llamamos baúl. Entonces cuando vino el auto aproveché la situación para preguntarle y me dijo que sí, que esa parte del auto efectivamente se llamaba valija.
- ¿Y a esto cómo le dicen? – le pregunté señalando la valija.
- A eso valija también - me contestó.
No pude evitar soltar una carcajada mientras hacíamos fuerza juntos para levantarla.
– Jodeme ¿O sea que estamos metiendo la valija adentro de la valija? – le pregunté jocoso.
– Y sí. Claro. – me contestó con un tono seco.
Levanté la vista y estaba serio, con el ceño fruncido, casi ofendido. Supuse que mi risa lo había hecho sentir agredido o algo por el estilo. Le expliqué torpemente que nosotros lo llamamos de otra forma pero, al parecer, explicarle algo significaba todavía estar un peldaño arriba de él. Entonces me di cuenta de que ya era tarde para cualquier tipo de arreglo. Desconfiado e irreductible terminó de cerrar el baúl (la valija para él), se dio media vuelta y se metió en la garita.
El taxi se alejó y mis primeros 10 minutos en Montevideo los pasé pensando que a veces los porteños quedamos mal sin querer. Como si estuviese escrito de antemano que somos sobradores y tenemos aires de superioridad. Como si fuera un estigma por el simple hecho de ser porteños.
Montevideo
No te voy a decir que es Suiza, pero cuando los grandes problemas están más o menos encaminados, una sociedad se puede ocupar de pequeñas cosas, como del pelotudo que en el colectivo o en el subte escucha la música a todo lo que da con su celular.
Mi abuelo es un Uruguayo de 93 años, y lo fui a visitar antes de viajar. Entonces me dijo: nene, te pido un favor, cuando vuelvas, vení a visitarme y quiero que me cuentes: (enumerando con sus dedos arrugados y huesudos) el respeto, la educación, la cultura, la forma de vivir, y las tradiciones. Pero sobretodo, el respeto.
Hay sólo un charco en el medio abuelo, pero se dice que la mayor distancia entre dos puntos es el tiempo. No tiene que ver con estar lejos o cerca. Tiene que ver con las cosas que una sociedad conserva o proyecta para su presente.
Mi abuelo, por conveniencias de la salud, no viaja desde hace 15 años, ni al Uruguay ni a ningún lado. Pero es envidiable la seguridad con la que habla de su país.
Mi abuelo es un Uruguayo de 93 años, y lo fui a visitar antes de viajar. Entonces me dijo: nene, te pido un favor, cuando vuelvas, vení a visitarme y quiero que me cuentes: (enumerando con sus dedos arrugados y huesudos) el respeto, la educación, la cultura, la forma de vivir, y las tradiciones. Pero sobretodo, el respeto.
Hay sólo un charco en el medio abuelo, pero se dice que la mayor distancia entre dos puntos es el tiempo. No tiene que ver con estar lejos o cerca. Tiene que ver con las cosas que una sociedad conserva o proyecta para su presente.
Mi abuelo, por conveniencias de la salud, no viaja desde hace 15 años, ni al Uruguay ni a ningún lado. Pero es envidiable la seguridad con la que habla de su país.
27 de enero de 2010
24 de enero de 2010
Génesis
Entonces Dios se dividió en infinitas partes, y esas partes a su vez en infinitésimas partes, y una de esas infinitésimas partes sos vos, y toda tu existencia, y por eso empezás a tener sentido cuando te relacionás con los demás.
Keypoint: La idea de Dios puede ser reemplazada por cualquier deidad o creencia universal.
Diáloco 9
- ¿Me llamás un remís?
- Si Unremís, cómo no.
- Si Unremís, cómo no.
Diáloco 8
- Ayer saqué a pasear al perro y cuando pasamos por la heladería se sacó la correa, entró, pidió 1/4 kilo para llevar y se lo comió.
- Guau...
- Te juro, me dejó helado.
- Guau...
- Te juro, me dejó helado.
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